PROGRAMA Nº 1167 | 17.04.2024

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LA LUNA EN LA TRADICIÓN JUDÍA

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Las dos grandes luminarias, el sol y la luna, no sólo “arrojan luz” sobre el mundo que nos rodea sino que representan dos sistemas de captación de la realidad. El calendario hebreo es un calendario LUNISOLAR, es decir, que se basa tanto en el ciclo de la Tierra alrededor del Sol (año), como en el de la Luna al rodear a la Tierra (mes). ROSH JODESH significa “cabeza de la nueva luna”, y de hecho es un día, o dos, de celebración que marcan el comienzo del nuevo mes lunar. Desde nuestro planeta el ojo humano puede percibir cuatro diferentes estados principales de la Luna, a saber: luna nueva, cuarto creciente, luna llena o plenilunio y cuarto menguante. Tal ciclo dura aproximadamente 29 días y medio.

Así como la luna cambia de aspecto, el hebreo nómada modifica continuamente sus itinerarios. Adán es el primer hombre en comenzar una vida errante, Caín es un vagabundo. Abraham recibe una orden de Dios diciéndole que abandone su país y la casa de su Padre; su temeridad sufre la misma suerte: la diáspora, el judío errante, etc. Los cabalistas comparan la luna que se oculta y se manifiesta a la hija del rey. La luna aparece y se retira; alterna las fases visibles con las invisibles. Todo acto, o suma de actos en apariencia insignificante responde a una determinada concepción de la vida, a un modo de enfrentarse a la realidad. Incluso la falta de un sistema organizado, y la improvisación también responden a una forma de vivir, a una idea, a una cosmovisión carente de un sentido último.

Al fin del mes hebreo, la Luna está completamente a oscuras y no es visible desde la Tierra. Al despuntar el cuarto creciente, apenas se alcanza a ver a la Luna como una finísima guadaña y ella desaparece en el horizonte minutos después del ocaso: ello marca el inicio del mes hebreo. Con el correr de los días, al ser contemplada desde la Tierra, la parte iluminada de la Luna crece paulatinamente hasta llegar al plenilunio, que marca exactamente la mitad del mes. A partir de ahí, con el discurrir de los días, vuelve la Luna a menguar, hasta desaparecer por completo, culminando también del mismo modo el mes del calendario hebreo.

Los antiguos babilonios encontraron la forma de seguir al Sol y la Luna. Sus sacerdotes fueron excelentes astrónomos, ayudados, sin duda, por los cielos claros de un país situado en el borde del desierto. El sabio talmúdico judío MAR SHMUEL, que vivió en Babilonia en el siglo III, fue también un experto astrónomo. Solía decir: “Estoy tan familiarizado con las sendas de los cielos como lo estoy con las sendas de [mi ciudad natal] NEHARD’A, menos con la estrella-cometa, que no sé lo que es” El sistema solar determina el año – en hebreo “shaná”, que viene de la misma raíz que “repetir, repasar”. La luna, por otro lado, es la que indica los meses – “jodesh”, que viene de la raíz hebrea “jadash”, que significa nuevo, cambio, diferente.

Los hebreos relacionan el mes lunar con las manos del ADAM KADMÓN u hombre universal. La mano derecha es la que bendice y está en relación con la luna creciente, en tanto que la izquierda es la que puede lanzar maleficios y se asocia a los 14 días de luna menguante. De acuerdo con MAIMONIDES, el culto lunar era la religión de Adán; y la Biblia contiene muchos trazos de reverencia pre-yahveísticas a la luna. Los reyes del Antiguo Testamento vestían “ornamentos como la luna y también lo hacían los animales que montaban” (Jueces 8-21). Los Profetas denunciaban a las mujeres hebreas por llevar amuletos lunares (Isaías 3-18). AGLA, uno de los “nombres secretos de Dios” más usados en la magia hebrea, es usualmente traducido como “luz” pero significa específicamente “luz de luna”; es uno de los antiguos nombres de la diosa Luna.

Una tradición talmúdica decía que el mismo Yahvé tuvo que hacerle una ofrenda a la luna por haberla ofendido. La diosa de la Luna no parecía demostrar mucho respeto por Yahvé ni por los suyos; según el Apocalipsis de Baruch: Cuando Adán y Eva cayeron en el pecado, todo lo demás se hundió con ellos “el cielo, el sol y las estrellas, incluso los más cercanos al trono de Dios; los ángeles y los poderes fueron movidos por la trasgresión de Adán” Los adoradores de la Luna creían que influía en la fertilidad, por lo que acudían a ella para que hiciese crecer sus cosechas y animales. En la tierra de Canaán, donde los israelitas por fin se asentaron, el culto lunar que practicaban los cananeos iba acompañado de ritos y ceremonias de fertilidad consideradas inmorales por los hebreos. Otros pueblos vecinos adoraban a la luna bajo el símbolo de la diosa ASTARTÉ, deidad que los fenicios decían que era consorte del dios BAAL.

En el calendario judío, los meses vinculados al ciclo lunar tienen entre 29 y 30 días. Al finalizar un mes de 30 días, el último día de dicho mes y el primer día del nuevo mes son considerados ROSH JODESH. Al finalizar un mes de 29 días, solo será ROSH JODESH el primer día del nuevo mes. Al igual que todos los días, en el calendario judío, ROSH JODESH comienza al anochecer del día precedente. Desde el siglo cuarto, sin embargo, esto se ha determinado conforme al calendario que tenemos en la actualidad. Desde la Antigüedad, los antiguos hebreos sabían ya calcular la duración exacta de tal ciclo, estimando de acuerdo con sus conocimientos astronómicos que el periplo del satélite en torno al planeta Tierra tenía una duración de 29 días, 12 horas y otras 793/1080 de hora (es decir, otros 44 minutos y 3,33 segundos), siendo por consiguiente su error de cálculo sólo de medio segundo.

Debido a que la cantidad de días en un mes debía ser exacta, el calendario hebreo emplea meses de 29 y de 30 días, intercalándolos. El 14 de Nisán, cuando la Luna alcanzaba su plenitud, se celebraba la Pascua. En esta misma fecha Jesús instituyó la cena de Conmemoración o la Cena del Señor en memoria de su muerte. Una costumbre muy extendida en el judaísmo, que no marca una obligación, pero sí se tiene muy en cuenta, es escoger la fecha de una boda que se celebre en el templo. La fecha oficial para un casamiento judío, suele ser dentro de la primera mitad del ciclo lunar, desde la luna nueva hasta el cuarto creciente. Así, los primeros días del matrimonio crecerán en felicidad y en suerte, junto con la luna. Hoy los judíos celebran la luna nueva con ceremonias muy minuciosas y conceden a esta fiesta mucha importancia. En ROSH JODESH se acostumbra desearle a las personas JODESH TOV, que significa “buen mes”.

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