PROGRAMA Nº 1164 | 27.03.2024

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¿QUÉ ES EL HAJJ?

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El hajj, el quinto de los pilares del islam, estipula que cada musulmán debe peregrinar, al menos una vez en la vida, a la ciudad de La Meca, siempre y cuando tenga los medios económicos y las condiciones de salud necesarias. El hajj es importante en la religión musulmana porque despoja a los creyentes de todo símbolo de riqueza y estatus igualándolos. La peregrinación recuerda a cada musulmán que todo el mundo es igual ante los ojos de dios (Allah para los musulmanes). La fiesta del Sacrificio o Eid al-Adha tiene lugar durante el hajj, se celebrada el décimo día del mes de du l-hiyya y rememora la voluntad de Abraham (Ibrahim) de sacrificar a su hijo como un acto de obediencia a Dios.

El primer día
El peregrinaje comienza en Miqat donde debe despojarse de sus vestimentas para portar el ihrām, túnica blanca, así el peregrino entra en estado de sacralización. Entonces, se declara la intención (niyya) de hacer la peregrinación mediante una fórmula repetida tres veces. Se dan siete vueltas alrededor de la Kaaba (tawaf) pasando entre dos lugares llamados Safā y Marwa (separados por 420m) en recuerdo de la errancia de Agar cuando buscaba agua para su hijo Ismael. Se besa la Piedra Negra (matāf). Después, se bebe agua del pozo Zamzam. El Corán dice que la Kaaba fue construida por Abraham (Ibrahim) y su hijo Ismael (Ismail), y en una de sus esquinas contiene una reliquia, un meteorito de origen indeterminado, o una piedra negra. Seguidamente, se acude al lugar llamado Mina, a 4 km de la la Meca, y se hacen las oraciones del mediodía, de la puesta de sol y del alba

El segundo día
Por la mañana se acude al monte Arafat, a unos 20 km de Mina, allí se ora al mediodía y por la tarde hasta la puesta de sol, momento en el que Mahoma pronunció su discurso de despedida o wuqūf. Acto seguido, los fieles se dirigen a otro sitio conocido como Muzdalifa donde buscan piedras que usarán al día siguiente. En Muzdalifa se realizan oraciones durante la noche.

El tercer día
Tras la oración de la mañana, los fieles regresan a Mina, durante el camino el peregrino se topa con tres pilares que simbolizan el recorrido que realizó Iblís, el demonio, al intentar disuadir a Abraham. Los fieles lapidan esos pilares con las piedras recogidas en Muzdalifa, es lo que se conoce como Lapidación del diablo o Jamrat al-‘Aqaba. También se celebra el “Eid” o sacrificio del cordero en recuerdo del que Abraham sacrificó en lugar de su hijo. Una vez de vuelta a la mezquita de la Meca, los fieles repiten las vueltas alrededor de la Kaaba y los recorridos entre Safā y Marwa. Los fieles acuden otra vez de la Meca a Mina donde permanecen dos o tres noches.

Del cuarto al sexto día
Los fieles vuelven a lapidar los pilares y retornan a la meca para realizar la última circunvalación (tawaf), la del adiós. Los fieles salen del estado de ihrām: los hombres se rapan la cabeza y las mujeres se cortan unos pequeños mechones. Todos los musulmanes deben ir a esta peregrinación por lo menos una vez en su vida, salvo en casos exceptuados como la falta de dinero o el impedimento por enfermedad. Sin embargo, hay ocasiones en las que se ayuda económicamente a los que no posean los recursos, ya que es uno de los eventos más importantes para el Islam, porque afirma el lugar en el mundo de los musulmanes al eliminar los símbolos de riqueza y estatus. El Hajj sirve para recordar que todos son iguales ante la mirada de Dios.

El Hajj también pretende reunir a todos los musulmanes de diversas nacionalidades en un solo lugar, absolviéndolos del pecado y acercándolos a Alá. Este viaje hacia La Meca recrea la travesía emprendida en el año 632 por Mahoma, fundador del Islam y que para sus seguidores fue el último profeta enviado a la Tierra para difundir el mensaje divino. La ceremonia más relevante que se lleva a cabo en su marco es el Eid al-Adha o Celebración del Sacrificio. Este peregrinaje, que atrae la atención mundial año tras año debido a su exponencial movilización, se puede realizar sólamente por seguidores del Islam, y está prohibido el ingreso a La Meca y a Medina de no creyentes, por lo que muy pocas personas no pertenecientes a la fe han podido presenciar este acontecimiento en carne propia. Hay gente que logró formar parte, pero es ilegal. La penalidad si alguien es descubierto tratando de colarse a la peregrinación es la deportación. Se lleva a cabo un chequeo de documentación a la entrada, y se prohibe el ingreso de toda persona que no logre demostrar que es musulmana.

El gobierno de Arabia Saudita expide visas especiales -se otorga un número de documentos a cada país de acuerdo a la cantidad aproximada de creyentes que habite allí- para aquellos musulmanes que formen parte del peregrinaje, y hay agencias de viaje y tours diseñados particularmente para este evento. En línea con los principios de esta religión, las mujeres no pueden viajar solas, sino que deben movilizarse sí o sí con un hombre -un guardián llamado Mahram- a menos que tengan más de 45 años y viajen con un grupo o cuenten con una autorización escrita y firmada por el guardián. Una vez en la peregrinación, la vestimenta también es fundamental. La gente debe ataviarse con túnicas simples y de color blanco conocidas como Ihram, que simbolizan igualdad y modestidad. Intentan ocultar las diferencias de estatus, poder y dinero, para que todos sean iguales.

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