PROGRAMA Nº 1167 | 17.04.2024

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LA BATALLA DEL MAR DEL CORAL

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En Abril de 1942 era un gran mes para los sueños expansionistas del Imperio Japonés. El Mikado controlaba en el continente parte de China, Corea, Indochina, Indonesia, Malasia, Singapur y Birmania; en Oceanía disponía de las Filipinas, las Islas Marshall, Islas Gilbert, Islas Palau, Islas Marianas, Wake, Nueva Bretaña, Islas Salomón y había comenzado la invasión de Nueva Guinea. Su siguiente objetivo era un sueño que Japón perseguía desde hacía décadas: Clavar la bandera del Sol Naciente en Australia. Pero para ello era necesario despejar los arrecifes y el Mar del Coral. “Operación MO” fue el nombre con que los japoneses denominaron a la campaña del Mar del Coral. El plan básicamente era seguir consolidando posiciones en Nueva Guinea y Rabaul, para luego avanzar sobre Nueva Caledonia, las Islas Fidji y Samoa, y por último asegurar el cerco naval sobre Australia ocupando Tulagi y las Islas Salomón Meridionales. Durante ese trayecto supuestamente los portaaviones estadounidenses tendrían que hacer aparición y los japoneses tendrían oportunidad de destruirlos.

La Flota Imperial Japonesa estaba compuesta para la operación por tres portaaviones, los pesados Shokaku y Zuikaku, y el ligero y ya anticuado Shoho. Les acompañaban seis cruceros, siete destructores y el petrolero de abastecimiento Toho Maru. Un total de 23 navíos disponía el contraalmirante Chuichi Hara al mando de todos estos, ayudado por el vicealmirante Takeo Takagi de la 5ª División de Portaaviones con el Shokaku y Zuikaku, más el Grupo de Escolta del almirante Arimoto Goto con el Shoho y la Fuerza de Submarinos del capitán Noburu Ishizaki. Dos batallas distintas tenían en mente los japoneses una vez que se lanzaran al Mar del Coral. En un principio la misión de la flota era desembarcar a un contingente en Port Moresby, capital de Nueva Guinea para completar el asedio sobre la isla y otra sección ocupar Tulagi más los archipiélagos cercanos. Mientras se hacía eso, los japoneses esperaban atraer a la flota americana, si fuese posible con portaaviones, para hundirlos. Por eso mismo la Marina Imperial Japonesa tenía al inicio de la Operación MO un total de 53 barcos, los cuales se irían reduciendo para invadir sus respectivos objetivos mientras los restantes se preparaban para hacer frente al enemigo. Un plan perfecto.

Si Japón conseguía la victoria en la batalla, Australia quedaría aislada de Estados Unidos y Europa, con lo cual no tendría más remedio que pedir la paz, lo que daría a la larga el triunfo al Eje. Por una suerte casual del destino, el 17 de Abril de 1942 los servicios secretos estadounidenses habían conseguido descifrar el código japonés “Púrpura (Purpple)” y averiguar todo los movimientos y planes nipones que tenían proyectados sobre el Mar del Coral. Como no cabía esperar, se avisó inmediatamente a la persona más idónea en el Pacífico, Nimitz. A pesar de conocer los planes del enemigo, la situación de los Aliados no era muy propicia para llevar una incursión en el Mar del Coral. Australia para empezar carecía de aviación. Los portaaviones americanos USS Hornet y USS Enterprise regresaban de una incursión sobre Tokyo y el portaaviones USS Saratoga se encontraba en reparaciones. Comprendiendo las escasas fuerzas navales de las que disponía, Nimitz ordenó a otras escuadras mucho más lejanas en diversos frentes del Pacífico que viniesen, arriesgándose de ese modo a que llegara la flota japonesa antes que ellos. De Pearl Harbor salió la Task Force 11 con el portaaviones USS Lexington, dos cruceros pesados y cinco destructores; al mismo tiempo en el Mar del Coral se reunía a la Task Force 17 con el portaaviones USS Yorktown, tres cruceros pesados, seis destructores y un buque cisterna.

Al amanecer del 8 de Mayo de 1942 los aviones de reconocimientos norteamericanos y japoneses despegaron de sus respectivos portaaviones casi simultáneamente para localizarse unos con otros. A las 8:15 horas de la mañana el reconocimiento estadounidense informó de que los portaaviones japoneses se hallaban a 175 millas al Oeste de la Task Force 17. Un poco después el reconocimiento nipón también informó a los suyos de la posición de los norteamericanos. Ambos bandos se había encontrado mutuamente. Entre las 9:00 y 9:25 horas, despegaron del USS Yorktown 24 SBD Dauntless, 9 Devastator y 2 cazas Wildcat, pero cinco minutos más tarde se dificultó el despegue del USS Lexington porque otro piloto de reconocimiento transmitió un mensaje erróneo sobre otra posición diferente de los barcos japoneses, pasado esto, echaron proa al cielo con un margen de retraso considerable. Los japoneses más favorablemente pusieron en el aire sus aviones también, para ello contaban con 122 aparatos, mientras que los americanos 121, número totalmente igualado para que el Mar del Coral pudiese convertirse en la primera batalla entre portaaviones de la Historia.

Cuando los SBD Dauntless llegaron a la altura de la flota japonesa, decidieron esperar cubriéndose en las nubes a la espera de los Devastator. Sobre las 10:57 los estadounidenses comenzaron el ataque. El portaaviones Zuikaku lanzó cazas Zero en el aire y se protegió con una densa pantalla de fuego desde su artillería antiaérea, eso hizo que los norteamericanos cambiaran el objetivo hacia el portaaviones Shokaku. Los Dauntless picaron contra el Shokaku y le impactaron con una bomba en la banda de estribor que provocó un incendio en el combustible y otra bomba en el taller de reparaciones de popa. A las 11:07 un grupo de 11 torpederos Devastator atacaron al Shokaku sin resultado, aunque un Dauntless logró encajarle otra bomba en la cubierta. Los aviones norteamericanos se retiraron sin haber hundido un sólo barco, sin embargo aunque el Shokaku siguió flotando y sus incendios fueron apagados, su comandante ordenó llevarlo a Truk para repararlo. Por culpa de la metralla e incendios murieron 108 japoneses.

En el mismo instante en que estaba finalizando la incursión americana sobre la flota japonesa, un grupo nipón de 33 bombarderos en picado Aichi Val, 18 torpederos Nakajima y 18 cazas Zero localizaron a los portaaviones enemigos USS Lexington y al USS Yorktown. En cuanto los portaaviones americanos vieron lo que se les venía encima empezaron a escupir fuego con todo su potencial antiaéreo, ya que apenas contaban con cazas porque en aquel momento se encontraban de regreso desde la zona de los portaaviones japoneses. A las 11:18 horas los Nakajima lanzaron varios torpedos contra los dos portaaviones, esquivando el USS Yorktown esquivó ocho con hábiles maniobras a la vez que también evitó las bombas que le cayeron en picado. En cambio al USS Lexington le lanzaron torpedos a distancias más próximas imposibles de esquivar, por eso dos le impactaron en la banda de babor y en la de estribor.

Después del ataque con torpedos los bombarderon en picado encajaron al USS Lexington dos bombas en la cubierta, rompiéndole una de ellas la sirena de emergencia del barco que avisaba a los marineros del peligro. El último ataque se realizó contra el USS Yorktown que recibió la explosión en la superfície de una bomba de 400 kilogramos, artefacto que le atravesó hasta la cuarta cubierta. Cuando se retiraron los japoneses el USS Lexington estaba muy mal herido e imaginaron que se hiría a pique en custión de horas. Caída la noche del 8 de Mayo de 1942, la Batalla del Mar del Coral había finalizado. Una de las consecuencias más inmediatas a la batalla, es que aunque la victoria fue sin duda de Japón, el Imperio del Sol suspendió el asalto a Port Moresby, lo que permitió a Estados Unidos y Australia respirar para reorganizarse. Estados Unidos tuvo unas pérdidas bastante considerables. Le fueron hundidos el portaaviones pesado USS Lexigton, el destructor USS Sims y el buque cisterna USS Neosho; además de tener 659 muertos y 69 aviones derribados. Japón en la Batalla del Mar del Coral sufrió la pérdida de un portaaviones ligero y anticuado de escaso valor, el Shoho. Paralelamente murieron 700 japoneses y 77 aviones fueron derribados.

Una vez más, al igual que en Pearl Harbor, los Estados Unidos sufrieron una derrota militar naval en el Mar del Coral. La pérdida del portaaviones pesado USS Lexington, “Lady Lex” conocido por los marineros, supuso un duro golpe para la ya baja moral de los Estados Unidos. Daba la impresión de que ganar a los japoneses fuese algo imposible. Los japoneses calificaron la batalla como un éxito, algo que indudablemente lo era.

Sin embargo las órdenes desde Tokyo fueron las de suspender la expansión japonesa en el Mar del Coral hasta que la flota de Estados Unidos no hubiera quedado más reducida. Tal decisión política fue un error estratégico que Japón lo pagaría muy caro, ya que en esos mares tenía superioridad y sobretodo bases aéreas por las distintas islas desde donde protegerse. Sin embargo la nueva política de Tokyo iba a ser erróneamente abandonar esa zona segura, para viajar al Pacífico Central, concretamente a la Isla de Midway, batalla en la que cambiarían las tornas en Junio de 1942. Independientemente del resultado del encuentro, la Batalla del Mar del Coral supuso el nacimiento de una nueva doctrina de enfrentamiento naval consistente en el uso por parte de ambas flotas de los portaaviones para hundirse.

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